REINGENIERÍA ACTITUDINAL [ AE-001 ]
Inspire lenta y profundamente durante cuatro segundos... retenga el aire por tres segundos... expire suave y en forma seguida durante cuatro segundos... ahora, absténgase de cualquier movimiento o acción respiratoria por tres segundos más. Prosiga... instrumente nuevamente el ciclo de forma continua realizando unas diez respiraciones seguidas como mínimo, y unas treinta como máximo, diariamente.
¿Qué siente?, ¿Qué experimenta?
Si es una ejercitación novedosa para usted, constatará que precisará de varias prácticas hasta que pueda dominar correctamente la técnica, es decir, considerando la postura y el modo de realizarla, cumplirá en forma precisa y sucesiva con los intervalos (cada una de las acciones respiratorias y sus respectivos tiempos) desde el inicio de la primer respiración hasta el final de la décima.
Nuestra respiración “normal” cotidiana automática siguiendo el formato de los tiempos, la ejecutamos corrientemente en dos tiempos y en modalidad superficial, cuando nos encontramos despiertos y calmos.
Existe una variedad muy amplia de formatos y estilos de respiración modulados y potenciados mediante diversas aplicaciones auxiliares (colocación de los párpados, posturas del cuerpo o de los dedos de la mano, tensión de ciertas zonas musculares, etc.) cada una con una finalidad específica y una técnica muy precisa que deben ser implementadas con cuidado y ser supervisadas por entrenadores avezados. Estas prácticas tienen escasa relación con la función olfativa, pero sí una estrecha conexión y dependencia funcional con el sistema límbico y los núcleos nerviosos de regulación neurovegetativa y hormonal, todos ellos sustentos orgánicos del origen y la expresión emocional.
Si se anima a experimentar por unos treinta días adquiriendo la habilidad respiratoria necesaria para sustentar la práctica de la “respiración en cuatro tiempos”, aparte de sentir, percibir y vivenciar a nivel corporal y psicológico varias manifestaciones, usted comenzará a concienciar la relación directa que existe entre respirar de modo no automático (en este caso, en cuatro tiempos) y ciertos aspectos vinculados con la facultad intelectual, el pensamiento y el razonamiento, primero durante la misma práctica y luego a lo largo del día en que la realiza.
De hacerlo, como todos los aprendices realmente comprometidos, usted comenzará a distinguir experimentalmente en forma personal las más importantes implicancias prácticas de la alfabetización emocional que Joseph LeDoux, de la Universidad de Nueva York involucra en la formulación de la siguiente declaración: “no podemos controlar nuestras reacciones emocionales directamente. Nuestro control consciente sobre las emociones es débil pues la construcción del cerebro en este punto de nuestra evolución favorece a las emociones: las conexiones desde los sistemas emocionales hasta los cognitivos son más fuertes que las que van en sentido contrario”.
En envíos previos [ ver los demás artículos en el presente Blog ] ya hemos explicado amplia y profundamente los motivos por lo cual lo anterior tiene serias implicancias.
¿Sabe usted cuantos consultores, entrenadores, profesores y conferencistas costosos y de renombre a lo largo y ancho del planeta, que “dictan” o “enseñan” “seria y profesionalmente” Inteligencia Emocional, consideran esas esencialidades en sus respectivas implementaciones prácticas o, como mínimo, en sus exposiciones teóricas? Un número muy reducido! Aunque cause sorpresa o consternación, nuestra naturaleza humana evidencia paradojas funcionales intrínsecas. En la era del intelecto, la información y la comunicación es un contrasentido el desconocimiento generalizado que tenemos los seres humanos respecto a nuestra propia constitución; así como las inferencias ilusorias que generamos desde esa ignorancia [ ver “autoengaño” ] Desglosemos por tanto la cita de Joseph LeDoux y desarrollemos un poco más cada aseveración formulada:
A. “no podemos controlar nuestras reacciones emocionales directamente”
1. Debe experimentarse placer físico (deviene de la presencia de una gran concentración transitoria del neurotransmisor denominado Dopamina, en un sector cerebral específico conocido como “sistema de recompensa”)
En otras palabras, la totalidad ha confluido en un sentido apropiado y no fragmentado de significación. Las emociones son una serie de mecanismos de supervivencia básicos arraigados en el sistema nervioso que se manifiestan en el cuerpo a través de marcadores somáticos y otros signos como empalidecer, sobresaltarse, transpirar, desmayarse, temblar, tartamudear, ruborizarse, palpitar, no reaccionar, aflojarse las piernas, experimentar fuertes sensaciones abdominales, acalorarse, lagrimear, etc., lo cual es muy difícil de controlar directamente.
B. “Nuestro control consciente sobre las emociones es débil”
Precisamente esta es la razón por la cual cualquier persona carente de algún grado de control sobre su ritmo respiratorio, tono muscular, estado de ánimo, recursos energéticos y ciertos hábitos o conductas, se encuentra a merced de innatos mecanismos inconscientes y automáticos los cuales le hacen comportarse y desplegarse inadecuadamente durante sus respectivas interacciones cotidianas personales, familiares, laborales o sociales, perjudicándole especialmente cuando prevalecen situaciones estresantes o críticas que le exigen definición, determinación o un accionar preciso. Pues hay que recordar que la emoción consiste en un mecanismo para la acción. La etimología de la palabra “emoción”, del latín emovere, mover hacia afuera, se corresponde con la interpretación de una pulsión interna que se expresa muy eficaz corporalmente.
Lo emocional es paradojal en sí mismo dado que su despliegue en los diferentes órdenes de manifestación humana personal, familiar, laboral o social se evidencia unas veces como algo sutil, frágil, vulnerable, inestable, y otras todo lo contrario, como algo poderoso, tenaz, inexpugnable e indeleble. Cuando las emociones nos desbordan, cometemos errores estúpidos, nos volvemos violentos, padecemos ansiedad y miedo, e incluso, tenemos sentimientos de culpa y rechazo.
Los seres humanos al evidenciar expresiones básicas como tristeza, felicidad, aversión, enfado o miedo por encontrarnos en cualquier estado de ansiedad, tranquilidad, confusión, bienestar, temor, alegría, enojo, placer, ira, sosiego o enamoramiento, primordialmente lo que nos está sucediendo internamente en nuestro cuerpo es una activación orgánica de procesos fisiológicos automáticos muy dinámicos cuya finalidad es la acción (la efectivicemos o no) que propende por el equilibrio y la supervivencia casi de un modo instintivo.
C. “pues la construcción del cerebro en este punto de nuestra evolución favorece a las emociones:”
El pensamiento y la actividad intelectual son funciones preferentemente de la corteza, una sofisticada estructura cerebral desarrollada evolutivamente con posterioridad sobre el sistema límbico.
Los niveles superiores de la estructura nerviosa de la razón se encuentran estrechamente asociados con los que gobiernan el funcionamiento de las emociones y los sentimientos. A su vez, las emociones también están mediadas por una serie de circuitos que conectan el sistema límbico con la corteza cerebral especialmente con algunas zonas prefrontales.
La alteración del sistema límbico degrada la vida de quien la sufre, aunque conserve la potencialidad intelectual. Existe una vía que transmite desde los sentidos alguna información emocional procedente del mundo externo a través del tálamo directamente a la amígdala del sistema límbico, sin pasar antes por la corteza cerebral, permitiendo la aparición de reacciones afectivas rápidas y toscas, sobre todo de naturaleza defensiva, ante eventos que entrañan riesgo, antes incluso de que se produzca su valoración cognitiva plena, o hasta sin llegar a ser conscientes de ellos.
D. “las conexiones desde los sistemas emocionales hasta los cognitivos son más fuertes que las que van en sentido contrario”
Por todo lo visto anteriormente, el verdadero aprendizaje de la Inteligencia Emocional & Social esencialmente difiere del aprendizaje intelectual. Consiste por tanto en una “alfabetización” visceral de orden mayormente corporal, destinada a la adquisición concreta de reales conquistas en la administración efectiva sobre fuerzas e impulsos que se despliegan simultáneamente cuando se activan recursos somáticos nerviosos, endocrinos y metabólicos, los cuales nos proporcionan información sensoria que podemos percibir y distinguir como diversos tipos de emoción, con el objetivo de reaccionar.
Cuando no se logra el cometido mencionado, los signos básicos de ese fracaso se evidencian en contra de la Calidad de Vida, primero como estados de incomodidad (acompañados de apatía, somnolencia, abulia, tristeza, exasperación, enojo, etc.) luego como niveles de estrés cada vez más acuciantes o conductas sobre adaptadas (por intranquilidad, ansiedad, hiperactividad, depresión) todo lo cual deviene posteriormente en desórdenes psicológicos más complejos (ataques de pánico, obsesión, manía, compulsión, paranoia, esquizofrenia) o como trastornos agudos a repetición o enfermedades somáticas crónicas.
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2. Aspecto PedagógicoLa incidencia didáctica en el aprendizaje emocional debido a los elevados niveles de estrés resultantes de las responsabilidades, demandas laborales y compromisos familiares y sociales que se deben afrontar durante los meses de mayor trabajo (esencialmente los de otoño e invierno) es casi nula pedagógicamente debido al sobre esfuerzo corporal e intelectual que se realiza, el cual se ha demostrado que interfiere negativamente en la generación de nuevos engramas (nuevos circuitos nerviosos que sustentan habilidades y talentos ejercitados, entrenados o practicados con una finalidad específica)
Además de los dos aspectos antes mencionados, también consideramos de importancia los ámbitos en los cuales se desarrollan los procesos de alfabetización emocional presencial y sus respectivas dinámicas individuales y grupales. Igualmente, se trata de entornos naturales adecuados a la finalidad y propósitos que se persiguen, por lo cual propiciamos inclusive ciertos grados de confort.