martes, agosto 14, 2007

PREÁMBULO A LA INTELIGENCIA EMOCIONAL & SOCIAL

INTRODUCCIÓN A LA ALFABETIZACIÓN EN COMPETENCIA EMOCIONAL & SOCIAL

La incursión en el verdadero aprendizaje de la Inteligencia Emocional & Social se sustenta en la consideración simultánea de condiciones esenciales tanto corporales como mentales, las cuales posibilitan que una persona efectivamente genere o incremente Competencia Emocional & Social.

Se instituyen como preliminares imprescindibles que potencian de un modo natural y auténtico los efectos provenientes de la implementación de las técnicas y metodologías de aprendizaje emocional y social: adiestrarse en la modulación de ritmos respiratorios y de tonos musculares; evocar (y saber diferenciar) estados fisiológicos corporales; inmergirse conscientemente en actitudes psicomentales, distinguiéndolas; ejercitar, entrenar y mantener condiciones psicofísicas afirmándose en hábitos de calidad de vida con la finalidad de movilizar efectivamente recursos energéticos psicosomáticos que se articulen con los procesos de reingeniería actitudinal.

Precisamente varios de estos recursos preliminares se encuentran implicados poderosamente en los hallazgos que posibilitan sustentar la noción de una inteligencia complementaria a la intelectual. Las nuevas investigaciones apuntalan cada vez con más fuerza esta esencialidad como viene demostrándose en modernos laboratorios de experimentación científica (por ejemplo el E.M. Keck Laboratory for Funcional Brain Imaging and Behavior, ubicado en el campus de Madison de la Universidad de Wisconsin; el Centre National de la Recherche Scientifique de París; el Laboratorio de neuroimageneología de la UCLA o el Centro para el Desarrollo Cerebral y Cognitivo de Birkbeck en la Universidad de Londres) a través de tecnología de punta (como la resonancia magnética nuclear funcional; la imageneología óptica de señales intrínsecas o el Electro Encefalograma de ciento veintiocho o doscientos cincuenta y seis sensores -no el tradicional de unos pocos sensores-) investigaciones las cuales propician neurocientíficos de avanzada (como fue Francisco Varela o como son Richard Davidson o Paul Ekman) que vienen explorando la relación entre el cerebro y los estados mentales, los fenómenos emocionales y la conducta, inclusive en programas fomentados oficialmente por gobiernos de países desarrollados que invierten decenas de millones de dólares estadounidenses en ellos.

Muy pocos interesados procuran dilucidar el motivo por el cual eminentes teóricos o científicos abocados a la investigación de la Inteligencia Emocional -y a otras modalidades de inteligencia- como Reuven Bar-On en 1980, Howard Gardner en 1983, John Mayer & Peter Salovey... quien creó el propio término en 1990!, no alcanzaron a llegar masivamente al público lego y a especialistas de diferentes ámbitos con sus respectivos conceptos, modelos o trabajos, como sí le sucedió a Daniel Goleman con su libro "La Inteligencia Emocional" en 1995, obteniendo además de prestigio profesional el reconocimiento mundial. Muchos lo atribuyen a la suerte o el azar, otros a la "maquinaria marketinera" de la editorial que se sustentó en una "fama" local de Goleman como escritor de artículos científicos para el New York Times, etc.

En el imaginario popular occidental Goleman generó intelectualmente un salto cuántico, propinando una estocada final al énfasis desmesurado o absolutista sobre el cociente intelectual o CI, apresurando la visión de un panorama emergente, soporte de un nuevo paradigma que viene sistematizándose desde la década del 90, década de la tecnología neurocientífica, del estudio del cerebro y de la mente.

A la distancia, con el paso del tiempo, se apreciará mejor que Daniel Goleman marcó una impronta racional colectiva al mundo occidental, como lo hizo Sigmund Freud en su momento cuando promulgo su teoría psicoanalítica (más allá de las discusiones respecto a su eficacia terapéutica) Es paradójico que un neurocientífico como Sigmund Freud genere una revolución teórica sustentando la preeminencia subjetiva y psicológica en considerables fenómenos conductuales personales, mientras que por su parte, un psicólogo como Daniel Goleman produzca una conmoción teórica promulgando una nueva visión preponderantemente biológica y objetiva respecto a la inteligencia, valorando especialmente fenómenos conductuales y sociales basados en las neurociencias.

Toda acción genera una reacción, y aunque la resistencia actual al trabajo de Goleman sea menos cáustica y personal como le sucedió a Freud en su época, asombra que aun científicos con un alto desarrollo intelectual todavía de modo prejuicioso nieguen a priori facultades que les han permitido a ellos mismos sostener motivadamente largas y solitarias jornadas de formación e investigación, posponiendo muchas veces con plazos extensos sus propias gratificaciones personales!

A Sigmund Freud y a Daniel Goleman los relacionan estrechamente acepciones relativas al dominio de lo inconsciente. Joseph LeDoux en "The Emotional Brain" comenta que "Freud acertó cuando describió la conciencia como la punta del iceberg mental"; del mismo modo puede decirse que Goleman acertó cuando escribió frases como "inconsciente cognitivo" o "sentimientos viscerales" relacionándolos con la inteligencia emocional, un modelo ampliado de lo que significa ser "inteligente" porque coloca a las emociones en el centro de las aptitudes para vivir, englobando habilidades como el control de los impulsos, la autoconciencia, la canalización emocional, la confianza, el entusiasmo, la empatía, la persistencia frente a las frustraciones, la práctica de la gratificación prolongada; el motivar a otros ayudándolos a que se desarrollen aprovechando los propios talentos y consiguiendo su compromiso con respecto a los objetivos e intereses comunes.

El origen anatómico (físico o corporal) de los impulsos emocionales y de muchas conductas es primordialmente el sistema límbico... y el sistema límbico es esencialmente inconsciente! (refiere a una zona de núcleos neuronales, tejido nervioso o masas cerebrales grises, subyacentes a la corteza cerebral (la cual es la capa o cubierta superficial del cerebro, también compuesta por sustancia gris) encargada de la función intelectual y del procesado consciente predominantemente. El sistema límbico es un núcleo energético cerebral, generador de apetitos, impulsos, emociones y estados de ánimo que dirigen nuestra conducta.

Nuestras percepciones accionan y nuestro comportamiento se despliega mediante procesos cerebrales de los cuales somos inconscientes, y estos se informan a través de reacciones puramente viscerales. Sin la retroalimentación activa y dinámica que nos proporciona de forma visceral gran parte de nuestro cuerpo, no podemos distinguir las emociones de los pensamientos. Al decir de LeDoux "no podemos controlar nuestras reacciones emocionales directamente. Nuestro control consciente sobre las emociones es débil, pues la construcción del cerebro en este punto de nuestra evolución favorece a las emociones: las conexiones (ascendentes) desde los sistemas emocionales (como el sistema límbico) hasta los cognitivos (como la corteza cerebral prefrontal) son más fuertes (y cuantiosas) que las que van en sentido contrario"

¿Qué estrategias de capacitación efectiva en Inteligencia Emocional e Inteligencia Social involucran recursos preliminares para el desarrollo y el incremento de Competencia Emocional?, ¿De cuáles se ha valido el mismo Daniel Goleman en su vida personal y laboral mucho antes de promulgar la teoría de la Inteligencia Emocional?, ¿Cómo se investigan científicamente?

De aquí en más comenzaremos a analizar cada uno de los recursos preliminares y las respectivas estrategias, metodologías y técnicas implementadas en los verdaderos procesos de alfabetización emocional & social.